Es tal vez el caso más conocido de historias de fantasmas en Nuevo León. Tiene su origen en un macabro asesinato ocurrido en la casa localizada en la calle de Aramberri, casi esquina con Diego de Montemayor.
El crimen ocurrió el 5 de abril de 1933, día en que fueron atacadas en ese domicilio la señora Antonia Lozano y su hija Florinda, quienes fueron salvajemente golpeadas, violadas y posteriormente asesinadas, por Gabriel, un sobrino de la fallecida y otros cómplices.
A partir de ahí, se comenzó a detectar actividad paranormal en la casa: gritos inexplicables, sombras y presencias extrañas comenzaron a ser percibidas por vecinos y gente que pasaba por el lugar, el cual aún permanece en pie, pero totalmente bloqueado para evitar el ingreso de curiosos.
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